Soy Eduardo Farro, Terapeuta en Biodescodificación.
Nací el 3 de diciembre de 1963, estoy casado hace 27 años con Ruth, tenemos dos hijas y tres nietos, maravillosos seres de luz. Yohanna (26 años), mamá de Nahuel y de Santino y Stephanie (24 años), mamá de Julieta.
Estudié Biodescodificación y Biodescodificación Nivel Superior, con la Sra. Mónica Pérez Langone, (Directora Principal y Profesora del Instituto BioCreArte). También hice un curso de Psicogenealogía con la Psic. Gabriela PÉREZ. La Biodescodificación llega a mí, luego de haber deambulado por muchos empleos y oficios de los más variados rubros.
Producto de mi desilusión por no poder dedicarme a algo que realmente me gustara, realicé un test vocacional, para saber qué rol debería desempeñar en esta vida para sentirme bien, ya no pedía ser feliz, quería algo en lo que pudiera permanecer haciéndolo sin aburrirme o sin dejarlo por el camino.
A través de este test, averigüé que mi rol era ayudar a la gente a sanar. Más deprimido me sentí, porque no me veía con 50 años retomando los estudios y atravesar la facultad de medicina durante tantos años para llegar a ser médico.
El Universo, es sabio y se manifiesta de maneras sorprendentes. Unos años después, recibí un mensaje de texto desde un celular que yo no tenía conocimiento a quien pertenecía y sigo sin saberlo, me llega un mensaje que decía: «este próximo martes es el último día para inscribirse en el curso de Biodescodificación, llama al siguiente número…»
Como se podrán imaginar esa noche casi no dormí con tal de llegar temprano al Instituto para inscribirme. Cuando la profesora empezó la clase, preguntó si alguien sabía que significaba Biodescodificación y de que se trataba, luego de algunos comentarios, la profesora Mónica Pérez Langone, explica en pocos minutos de que se trataba la Biodescodificación, una vez terminada la disertación, sentí que estaba en el lugar y el espacio correcto.
Me dije, la Biodescodificación es para mí. Recuerdo haber sentido esa misma sensación de felicidad, cuando nacieron mis hijas.
Lo que quiero decirle a quien esté leyendo esto, es que, sí se puede empezar de nuevo sin importar la edad ni la situación en la que te encuentras, siempre se puede empezar de cero, sólo se necesita un ingrediente… Querer.